América, como le decía a Ana, no tengo ni idea de lo que intentaba Stonehenge, pero son muchas personas las que ven en ellas algo mágico y místico cuando la realidad nos dice que no son más que un puñado de piedras orientadas para vete tú a saber qué. Un cienciólogo, con mucho menos, te hace una avería brutal. Y es que la credulidad humana es inabarcable.
¿Y por qué he pensado yo en que esas piedras eran para lapidar a alguien, algo que tampoco se puede uno imaginar?
ResponderEliminarEs fin, estoy a por uvas, esta claro
Luisa, no es lo que son, es lo que los demás creen ver en ellas.
EliminarBesotes de las uvas están riquísimas
Crecieron las piedras? quizá eran runas, pero eran muy brutos...
ResponderEliminarUn abrazo
Ana, creció la credulidad humana y alguien quiso ver en ellas algo místico y mágico cuando no eran más que sobrantes. Y habría tantos ejemplos.
EliminarAbrazotes
Esa sí que no me la sabía...¿Piedras que crecen, para luego dar de qué hablar, especular, inventar? ... ¿Y esa cantera, se agotó?
ResponderEliminarAbrazos
América, como le decía a Ana, no tengo ni idea de lo que intentaba Stonehenge, pero son muchas personas las que ven en ellas algo mágico y místico cuando la realidad nos dice que no son más que un puñado de piedras orientadas para vete tú a saber qué. Un cienciólogo, con mucho menos, te hace una avería brutal. Y es que la credulidad humana es inabarcable.
EliminarAbrazotes
Seguro, seguro, que no imaginaron toda la parafernalia esotérica que se montaría alrededor de las piedras.
ResponderEliminarBesitos