Me han parecido ¡¡gusanos!! y tengo asco, mucho asco a esos seres diminutos. ¿Son calamares rebozados?, eso me gustan más. Pero ¿cuándo hubo calamares en la Farmacia de Guardia?... ¡uy! cuántas cosillas me perdí.
Se le repetía hasta la saciedad ofrece la idea de un bucle infinito del que no puede salir y le ahoga.
Laura, si algún gusano contorsionista puede hacer el símbolo del infinito que venga a hablar a mi despacho, ya veré qué podemos hacer. Y sí, son calamares y, créeme, con respecto a su sabor no te perdiste nada. Aunque, quién sabe, quizá el año que viene en la próxima quedada todavía me quede algo (qué hartazgo, hija).
El calamar es el típico bucle infinito con el que cualquiera sueña. Esos bocatas de calamares el día de las vacaciones de Navidad con sidra, esos calamares de Farmacia de Guardia. Que se repita la grasa, infinitamente, si así conseguimos alargar los buenos momentos. Un abrazo archipieligante ;)
Ana, definitivamente, mi estómago se quedó en el siglo XX. No son necesarios los bocadillos de calamares, lo que me llevé que no era comestible también tiende al infinito.
Jjejejje parecen los calamares de Farmacia de Guardia...
ResponderEliminarBesos desde el aire
Rosa, todos los calamares chiclosos son los del Farmacia de Guardia. Además, yo me comí el último bocadillo, así que...
EliminarBesotes de omeoprazol
Me han parecido ¡¡gusanos!! y tengo asco, mucho asco a esos seres diminutos. ¿Son calamares rebozados?, eso me gustan más. Pero ¿cuándo hubo calamares en la Farmacia de Guardia?... ¡uy! cuántas cosillas me perdí.
ResponderEliminarSe le repetía hasta la saciedad ofrece la idea de un bucle infinito del que no puede salir y le ahoga.
Besos Manuel y a seguir inter-valeando. ;)
Laura, si algún gusano contorsionista puede hacer el símbolo del infinito que venga a hablar a mi despacho, ya veré qué podemos hacer. Y sí, son calamares y, créeme, con respecto a su sabor no te perdiste nada. Aunque, quién sabe, quizá el año que viene en la próxima quedada todavía me quede algo (qué hartazgo, hija).
EliminarBesos de Almax (y tú que lo leas)
El calamar es el típico bucle infinito con el que cualquiera sueña. Esos bocatas de calamares el día de las vacaciones de Navidad con sidra, esos calamares de Farmacia de Guardia. Que se repita la grasa, infinitamente, si así conseguimos alargar los buenos momentos.
ResponderEliminarUn abrazo archipieligante ;)
Ana, definitivamente, mi estómago se quedó en el siglo XX. No son necesarios los bocadillos de calamares, lo que me llevé que no era comestible también tiende al infinito.
EliminarAbrazotes de los de por venir