domingo, 3 de junio de 2012

DESPELLEJANDO LÁGRIMAS

Detrás de la puerta, permanecía agazapado el dolor. 
Y aun sabiendo dónde estaba, acabábamos abriéndola.

2 comentarios:

  1. Un mucho de curiosidad y un poco de masoquismo tienen la culpa. O eso creo ;-)

    Un abrazo, Manuel.

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    1. MJ, a veces nos encanta regodearnos en nuestros pesares. Condición humana.

      Abrazotes

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